La zona de acantilados que rodea la desembocadura del Barranco de Izcagua, que divide los municipios de Puntagorda y Garafía, ha sido declarada por la Ley de Espacios Naturales de Canarias como el Monumento Natural de la Costa de Izcagua. Todo el monumento es por definición área de sensibilidad ecológica.

Este sector costero de gran belleza paisajística y relevancia geomorfológica es un claro ejemplo del relieve característico de la costa norte palmera, donde la acción del mar ha modelado escarpados acantilados. Con la declaración de este monumento se incluye una muestra de costa abrupta y representativa del litoral insular y que alberga especies vegetales amenazadas y protegidas  como la siempreviva Limonium imbricatum y el bejeque Aeonium sedifolium. En este enclave se desarrollan también diversas especies de interés como la graja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), el drago (Dracanea draco) o la curruca tomillera (Sylvia conspicillata). También es un área de reproducción, cría y refugio de especies como la pardela cenicienta (Calonectris diomedea) y la águila pescadora (Pandion haliaetus).

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